Jason Schreier comenta datos sobre la relación entre Activision y Blizzard


El mundo de los videojuegos es fascinante y en constante evolución, pero también está lleno de dramas empresariales y decisiones que impactan profundamente en los jugadores y en los propios desarrolladores. Uno de los casos más destacados en los últimos años es el de Blizzard Entertainment, que ha pasado por turbulentas aguas desde su fusión con Activision.

La reciente revelación de una nueva obra sobre la historia de Blizzard por parte del periodista Jason Schreier ha desencadenado una serie de publicaciones que arrojan luz sobre los entresijos de esta poderosa empresa. Una de las últimas notas, al parecer, es un resumen libre de uno de los capítulos de su libro, que narra cómo Activision fue adquiriendo control sobre Blizzard.

Explorando Blizzard

Antes de que Microsoft adquiriera Activision Blizzard, Blizzard había estado luchando durante mucho tiempo, y sin éxito, por obtener más independencia de Activision. La historia de esta relación comienza en 2008, cuando Activision y Vivendi Games se fusionaron para formar Activision Blizzard, con Blizzard Entertainment como parte de la nueva entidad. El liderazgo de esta nueva compañía recayó en Bobby Kotick, mientras que el líder de Blizzard, Mike Morhaime, pasó a reportar a él.

Los primeros años de la fusión fueron de éxito sin precedentes, con juegos como World of Warcraft alcanzando una enorme popularidad y Call of Duty dominando las listas de ventas. Sin embargo, las diferencias en los enfoques de Activision y Blizzard comenzaron a causar fricciones. Mientras Activision prefería seguir un calendario estricto y mantener un plan anual para el lanzamiento de contenido, Blizzard siempre había sido más laxa en cuanto a los plazos, creyendo que esto afectaría negativamente a la creatividad. Esta discrepancia de enfoques desencadenó un conflicto.

En 2013, Kotick logró obtener control total sobre la compañía al adquirir el 52% de las acciones, y Blizzard canceló el desarrollo de Titan, que estaba destinado a ser el buque insignia de la empresa. Esto marcó el inicio de una presión más intensa por parte de Kotick y la junta directiva sobre Blizzard, instándola a lanzar más contenido para sus juegos principales como WoW, optimizar y limitar operaciones no relacionadas con el desarrollo, y llevar a cabo despidos en áreas como el servicio de atención al cliente. Argumentaban que la falta de lanzamientos más frecuentes estaba defraudando a los fanáticos.

Durante varios años, Morhaime resistió esta influencia, pero finalmente cedió y dejó la compañía en 2018. A partir de entonces, Blizzard experimentó grandes cambios: aunque no aumentó la frecuencia de lanzamiento de juegos, comenzó a recurrir cada vez más a métodos de monetización agresivos, aumentando los ingresos mientras reducía los gastos y aplicando prácticas laborales controvertidas para los empleados, como el sistema de evaluación.

Más tarde, una serie de escándalos y lanzamientos fallidos minaron la reputación de la compañía entre los fanáticos. Las causas subyacentes fueron problemas internos, y muchos empleados culparon a la influencia de Activision.

En noviembre de 2023, el entonces presidente de Blizzard, Mike Ybarra, declaró que bajo el ala de Microsoft, la compañía tendría más libertad y oportunidades para experimentar más allá del soporte a los juegos actuales. Sin embargo, en enero de 2024, se anunciaron despidos masivos, la cancelación del prometedor proyecto Odyssey y la dimisión de Mike Ybarra y Allen Adham, lo que puso en duda la veracidad de estas afirmaciones.

Con el lanzamiento del libro de Schreier acercándose, promete seguir publicando nuevos materiales que arrojen luz sobre esta tumultuosa relación entre Blizzard y Activision.

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