Un mensaje de Chris Metzen


(Publicado en nombre de Chris Metzen)

Acababa de cumplir veinte años cuando empecé a trabajar en Blizzard. Parece que haya pasado una vida entera. Supongo que así es. Esos primeros años fueron el comienzo de una gran aventura para mí, una que me llevaría alrededor del mundo, en la que conocería a miles de frikis como yo y que, en última instancia, determinaría el curso de mi vida adulta.

Claro que, cuando empecé, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. No sabía cómo crear juegos o desarrollar productos de entretenimiento...

Pero tenía una pasión insaciable por las ideas, por las historias, por los héroes…

Mi única formación real antes de unirme a Blizzard fue la larga campaña de D&D que jugué con mis mejores amigos: Sam, Mike P., Daniel y Mikey C. (sabéis quiénes sois, chicos... ¡HAMRO!). Desarrollar ideas, paisajes, personajes e historias con mis amigos fue mi primer gran amor. Vivía por y para ello. Era un espacio seguro en medio de la tensión y los cambios de los años duros de la adolescencia. El gran refugio de D&D fue un encuentro glorioso de mentes e imaginaciones. Un lugar al que sentía que pertenecía de verdad.

Era un espacio donde la amistad y la imaginación estaban vinculadas de forma inextricable.

Las ideas compartidas sobre la marcha y los giros inesperados y demenciales de los demás jugadores estimularon nuestra imaginación de una forma que nunca hubiésemos soñado. Me encantaba aprender tanto sobre los demás y, con mucha frecuencia, sobre nosotros mismos, gracias a los juegos de rol. Utilizar nuestra imaginación nos ayudó a encontrarle sentido al mundo enloquecido en el que estábamos creciendo. Juntos, nos hicimos más fuertes.

No llegué a comprender de verdad la profundidad ni el alcance hasta muchos años después, pero aprendí una verdad importante de mis amigos de entonces:

La creatividad nace y se alimenta de las relaciones.

Si rememoro mis años en Blizzard, me doy cuenta de lo mucho que esta idea ha determinado mi carrera. Veo lo mucho que mis amigos y compañeros de Blizzard han influido en mi persona.

Durante casi veintitrés años, he tenido el privilegio de moldear universos y desarrollar juegos con las mentes creativas más brillantes del mundo del entretenimiento. He caminado con gigantes (y me he subido a hombros de algunos gigantes también).

En resumen, ha sido la mejor época de mi vida.

He tenido el trabajo más guay del mundo, pero lo cierto es que a veces era muy duro. Dar forma a juegos con decenas de frikis dominantes, brillantes y apasionados, con sus propios instintos y perspectivas, puede ser complicado. Llegar a acuerdos sobre ciertas decisiones de diseño, temas narrativos o rumbos de la dirección artística requiere mucha comunicación, paciencia y un poco de toma y daca. Te exige mucho esfuerzo. A veces no era todo tan bonito. Sin embargo, cuando te involucras con tus compañeros y colaboras para salir del atolladero de esa tensión creativa, es cuando sucede la magia.

No es solo las decisiones que tomas, o incluso la forma final del producto que desarrollas... Es algo mucho más grande e infinitamente más importante. La verdadera colaboración crea confianza, y la confianza es la base de todas las relaciones duraderas. Con confianza no creas solo un gran producto.

Creas una tribu... que puede dar forma a cualquier cosa.

Una familia de artesanos.

Eso ha sido Blizzard para mí. Mi segunda familia, tanto en los momentos buenos como en los malos, ha estado siempre ahí. El telón de fondo, maravilloso y friki, de mi vida. No me refiero solo al trabajo ni al empeño creativo, sino a la gente. Las personas que me levantaron una y otra vez, que creyeron en mí y me empujaron a encontrar mi potencial todos estos años, como artista y como líder.

Hermanos y hermanas de Blizzard... Ojalá pudiera expresarlo con palabras.

Todo suena tan... tópico.

Cuanto puedo decir es que...

Me habéis ayudado a creer en mí mismo y a cumplir cada uno de mis sueños más atrevidos. Os estaré agradecido para toda la eternidad.

Os quiero a todos a más no poder.

Gracias.

Y a los que estáis ahí fuera, en la enorme comunidad de jugadores de Blizzard, a cuantos he tenido el placer de conocer en persona y a todas las personas alrededor del mundo de las que solo he oído hablar, también os doy las gracias.

Gracias por dejarme ser una parte especial de vuestra comunidad. Por dejarme formar parte de vuestras vidas. Hemos compartido innumerables aventuras juntos y siempre me ha sobrecogido y sorprendido vuestra pasión por nuestros juegos y vuestra entrega a los demás. Gracias por todos los abrazos, sonrisas, apretones de manos e historias en la BlizzCon a lo largo de los años. Nunca sabréis lo mucho que me habéis llegado al corazón e inspirado para darlo todo en este trabajo.

Dicho esto, voy a intentar ir al grano. He llegado a un cruce en el camino. Tengo por delante un capítulo de mi vida nuevo y más tranquilo.

Me jubilo.

Sí.

Cuelgo las armas.

Ficho por última vez.

Parto en el último grifo de Ventormenta.

Ya os hacéis una idea.

Es una locura, lo sé.

Es un cambio inmenso para mí, pero llevo ya un tiempo queriendo hacerlo. Es irónico porque las cosas nunca han estado mejor ni más dinámicas en Blizzard. Tan solo este año ya ha sido increíble.

  • La llegada de Legion.
  • El lanzamiento de Overwatch.
  • Warcraft: El origen.

Nunca he estado tan orgulloso de Blizzard y de la calidad de sus productos. Es extraordinario que, incluso después de todos estos años, podamos seguir alcanzando nuevas metas y conseguir que la gente disfrute con nuestro trabajo. Creo que el futuro de Blizzard es incluso más prometedor.

No voy a mentiros, va a ser muy duro alejarme de este mundo que tanto me gusta. No obstante, estoy feliz porque lo dejo en manos de los artesanos más apasionados, ingeniosos y dedicados que se hayan reunido jamás.

Estoy impaciente por ver hacia dónde se dirige Blizzard ahora y por experimentarlo de primera mano, como hacen todos los demás. Como fan. Como aventurero. De vuelta al principio.

Es tan guay...

Utilizo la palabra «jubilarme» porque no voy a irme a otra empresa o a empezar nuevos proyectos, ni nada por el estilo. Han sido unos largos años y que han dado mucho de sí. Ahora toca ir más despacio. Descansar. Tumbarme en el sofá y engordar... aún más.

Ahora en serio, me centraré en lo más importante del mundo para mí: mi familia. Son el centro de mi vida y la fuente de mi más intensa alegría e inspiración. Además de criar a los dos pequeños, ¡hace poco ha llegado otro bebé a la familia! Estar en casa con todos ellos, tener tiempo y espacio para vivir de verdad, para amar a mi esposa con todas mis fuerzas... Esa es mi carrera ahora.

Y nunca he estado tan feliz.

En la vida. ☺

Que os vaya genial a todos.

Os quiero.

Nos vemos en los juegos,

Chris

Fuente: BLIZZ

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