Héroes de Azeroth: Genn Cringris

Juventud:

Genn Cringris es el hijo de Archibald Cringris, el rey que gobernó en Gilneas durante su era industrial. Desde joven, su padre le enseñó a no confiar en los demás y a que pedir ayuda era un signo de debilidad, algo que marcaría su carácter durante el resto de su vida. Genn creció junto al Barón Ashbury, cuyo padre era miembro del consejo de nobles y ayudaba al rey Archibald en la reconversión industrial de la nación humana. Debido a la cercanía de ambas familias, su padre le aconsejó a Genn que depositara su confianza en ellos, ya que habían demostrado ser fieles a la corona.
Tras la muerte del rey Archibald, Genn subió al trono y lideró Gilneas más de lo que su padre hizo. Se casó con Mia y tuvieron dos hijos Liam, heredero al trono y Tess, que pudo haber muerto al nacer de no haber intervenido el Alquimista Real Krennan Aranas. Cringris fue bastante severo con sus hijos y rara vez les dijo que los quería.

Alianza de Lordaeron:

Genn Cringris fue uno de los líderes humanos que fue llamado a Ciudad Capital tras la victoria de los orcos en la Primera Guerra. Acompañado de algunos nobles como el Baron Ashbury, Vincent Godfrey, y Darius Crowley, Genn escuchó a Anduin Lothar contar la historia de la caída de su reino y la amenaza de la Horda. Cuando le llegó su turno, Cringris le quitó importancia a estos hechos afirmando que el ejército de Gilneas podía derrotar a cualquier enemigo por sí solo. De esta forma, mientras el resto de líderes humanos estuvieron de acuerdo en formar una alianza aportando todas las tropas que fueran necesarias, Genn fue reticente a unirse.
Tras una cena con el resto de gobernantes, Genn se retiró con su séquito a deliberar sobre la situación propuesta. Crowley estaba entusiasmado con la idea de formar una alianza y propuso enviar a todo el ejército de Gilneas, lo que reforzaría los lazos con el resto de reinos y ser ayudados cuando ellos lo necesitaran. Cringris vio a Crowley demasiado ingenuo e idealista aunque cuando escuchó que Godfrey también opinaba como él, sugiriendo llevar unas buenas relaciones con el resto de los invitados para beneficiarse de acuerdos comerciales y arancelarios, comenzó a reconsiderar su postura, incluso la de envíar solo un pequeño destacamento militar.
Cuando los líderes de las naciones humanas se reunieron de nuevo, Cringris votó a favor de ingresar en la Alianza de Lordaeron aunque su ayuda sería simbólica y su participación en las batallas fue bastante aislada en relación al resto de reinos.
Cuando se descubrió la traición de Aiden Perenolde, gobernante de Alterac, Genn apoyó como sustituto al trono al sobrino de Perenolde, Isiden. Con el tiempo, debido al control mental que ejercía sobre él Alamuerte, decidió apoyar a Daval Prestor como aspirante aunque cuando este desapareció, volvió a apostar por Isiden.

Separación de la Alianza y Guerra Civil:

Tras la guerra, Cringris se enfadó porque se le aplicó un impuesto para sufragar el gasto que ocasionaban los campos de internamiento para los prisioneros orcos y la construcción del Castillo de Nethergarde para vigilar el Portal Oscuro. Tras una discusión con Godfrey, le recriminó su consejo de unirse a la alianza alegando que no habían conseguido nada para Gilneas, excepto muerte. Genn decidió no continuar apoyando a la Alianza de Lordaeron y construyó una gran muralla alrededor de su reino para aislarlo del resto del mundo. Godfrey le sugirió construirlo atravesando las tierras de Crowley, justo a la sombra de Pyrewood Village y el Molino Ámbar a lo que Genn accedió.

Sin embargo Crowley no aceptó que el muro pasase por sus tierras y comenzó una rebelión contra el rey por querer separarse de la Alianza. Tras rodearse de varios gilneanos entre los que estaban su hija Lorna y Tobias Mistmantle, formaron la Northgate rebellion que dio como resultado una guerra civil entre los leales al rey y los rebeldes. En un acto de desafío hacia Cringris, Crowley fue quien envió a un grupo de soldados conocidos como la Brigada de Gilneas para ayudar a Lady Jaina durante la Tercera Guerra.
Genn estaba dolido de que aquel que consideraba su amigo, comenzara una revuelta contra él pero no le culpó por ello. Cuando sus hombres lo consiguieron capturar, junto a sus seguidores, fueron encarcelados.

Los Huargen:

Durante la Tercera Guerra, Cringris pidió ayuda en secreto al Archimago Arugal, un mago de Dalaran leal a Gilneas, que había descubierto una forma para invocar a los huargen, unas feroces criaturas de otra dimensión con la idea de que estos protegieran a Gilneas de La Plaga. El plan fracasó y los huargen propagaron una maldición entre la población del Bosque de Argénteos que los transformaba en licántropos y que afectó a los soldados que se encontraban custodiando la muralla de Cringris. La maldición se extendió rápidamente por Gilneas devorando la humanidad de sus habitantes cuyos afectados crecieron en número y llegaron a atacar la Ciudad de Gilneas. Cringris ordenó entonces la evacuación de los ciudadanos al Refugio del Ocaso.
Para contrarrestar esta amenaza, Genn y sus nobles secretamente organizaron cacerías para rastrear y matar a los huargen que se acercaban demasiado. Durante uno de estos viajes, Cringris fue mordido e infectado con la maldición, algo que ocultó a Godfrey y al resto de nobles.

El Cataclismo y la Guerra contra los Renegados:

Mientras Genn se encontraba en el Refugio del Ocaso, la devastación provocada por Alamuerte echó abajo los muros de la muralla de Cringris, dejando vía libre a los renegados para invadir Gilneas y conquistar su capital, derrotando a los huargen que la ocupaban.
Desde la evacuación, Cringris y Krennan Aranas habían estado trabajando en una cura parcial para la maldición huargen. Las tropas del rey habían estado capturando licántropos y usándolos temporalmente como cobayas para tratar de recuperar parte de su humanidad. Godfrey insistió en que debían matarlos a todos pero Genn no le hizo caso y salvó a un huargen de la ejecución, inyectándole un suero que le devolvió el control de su conciencia a la vez que le permitía retener parte del semblante de su antigua humanidad.
Se necesitaba un plan para luchar contra los invasores renegados. Genn se reunió con Belrysa, una sacerdotisa elfa que le explicó el origen de la maldición huargen. Las bestias que invocó Arugal fueron una vez druidas que cayeron víctimas de la corrupción diez mil años atrás durante la Guerra de los sátiros. Para controlar esta amenaza, Malfurion los encerró en un estado de eterna hibernación en el Sueño Esmeralda pero por alguna razón, algunos consiguieron escapar. Belrysa explicó que había una forma de devolver la conciencia humana mientras se estaba bajo la forma de huargen, pero que no funcionaría si el sujeto no deseaba realmente volver a ser humano. Genn le permitió realizar el ritual, ocultándole que él mismo estaba infectado.
Cuando el cataclismo hundió el Refugio del Ocaso en el mar, los supervivientes se escondieron en el Poblado Valletormenta. Tras viajar hasta Tal'doren, el hogar de los huargen liderados por Darius Crowley, Genn y Godfrey les ofrecieron unirse a ellos para derrotar a los renegados. Crowley tenía sus dudas, sobre todo tratándose de Godfrey, que había demostrado sus prejuicios hacia los huargen. Fue este el momento en que Genn les confesó que él también sufría la maldición y que eso significaba que los trataría como iguales. Satisfecho con la respuesta, Crowley se unió al grupo para luchar contra los no-muertos invasores, ayudados por los elfos de la noche.
Tras conocer que la maldición de los huargen pesaba sobre su rey, Lord Godfrey y sus seguidores Lord Walden y el Baron Ashbury traicionaron a Gilneas, capturarndo a Cringris y reteniéndolo en el Tramo de la Tempestad, con la intención de entregarlo a los renegados. Walden y Ashbury fueron asesinados por orden de Krennan Aranas y Genn rescatado mientras los planes de Godfrey eran saboteados por los aventureros. Antes de verse arrestado por traición, Godfrey se suicidó, prefiriendo la muerte antes que su rey fuera una bestia. El resto de ciudadanos de Gilneas aceptó la condición de su rey y permitieron que los huargen los ayudaran a luchar contra los renegados. Genn participó en la Batalla de Gilneas atacando a Sylvanas, la líder de los no-muertos. Durante la batalla, su hijo Liam murió al ser alcanzado con una flecha envenenada disparada por Sylvanas que iba dirigida al propio Genn. Cuando todo acabó, el rey junto a Crowley y su hija Lorna, celebraron un funeral por Liam en el Reposo de Aderic antes de que los gilneanos fueran obligados a abandonar en masa su patria para exiliarse en Darnassus, dejando Gilneas en manos de los renegados.
Durante la travesía en barco hacia Teldrassil, Genn se arrepintió de muchas de las decisiones que había tomado y se irritó cuando un elfo le sugirió que se uniera a la Alianza. Pronto recibió la noticia de que el barco donde iban su mujer y su hija había naufragado y sin pensarlo, bajo la forma de huargen, las rescató. Esto le hizo darse cuenta de la importancia de recibir ayuda cuando se está necesitado y reconsideró su postura de unirse a la Alianza.
Los elfos, comandados por Tyrande y Malfurion dieron al bienvenida a los gilneanos a su ciudad y les proporcionaron un hogar en el Roble Quejumbroso.

Regreso a la Alianza:

Para ingresar en la Alianza, antes debían dar su visto bueno el resto de líderes. Genn realizó un discurso de agradecimiento en el banquete de presentación a todos los presentes por darle una segunda oportunidad a Gilneas. La situación se volvió tensa cuando apareció el rey Varian Wrynn que acusó a los gilneanos de ser unos cobardes débiles y patéticos. Cringris se tragó su orgullo y trató de hacer ver a Varian que Gilneas había cambiado y que querían ayudar a la Alianza, algo de lo que el líder de Ventormenta se permitió dudar tras ver lo ocurrido no solo durante la Segunda Guerra sino durante la Tercera. A pesar de este amargo encuentro, Genn no perdió la esperanza de cambiar la opinión de Varian tras sentir el aura de Goldrinn rodeando a su interlocutor.
Durante el resto de la cumbre, Genn trató de demostrar los beneficios que los poderosos huargen aportarían a la Alianza pero Varian volvió a dudar de su efectividad y a recalcar la falta de compromiso de Gilneas en anteriores conflictos bélicos. Cringris abandonó la reunión enfadado y disgustado con Varian. Más tarde Malfurion arregló un encuentro entre ambos para dilucidad quien era el mejor cazador y propuso cazar un gran oso. Tras rastrearlo encontraron uno que iba a devorar a un gilneano y juntos lograron salvarle trabajando en equipo. Los huargen dieron las gracias a Varian por su estocada final aunque Varian dio media vuelta y desapareció.
Tras reflexionar, Varian buscó a Genn antes de que este se marchara a Darnassus y le preguntó como conseguían controlar su ira los huargen. Genn lo llevó al Roble Quejumbroso donde le mostró el ritual élfico que les permitía controlar su salvajismo y le confesó que no todos eran capaz de sobrevivir y perdían su conciencia humana para siempre. Tras beber del agua de los pozos de la tranquiliad, Varian quiso comprobar por sí mismo como era el ritual. Cringris lo guió entonces por los momentos más importantes de su vida haciendo hincapié en las decisiones más importantes que lo habían llevado hasta allí. Cuando terminó, los huargen pudieron ver cómo el aura de Goldrinn rodeaba al rey de Ventormenta, que sin duda había sido elegido por el semidios como su campeón.
Varian instó a Genn a reunir a sus huargen para enfrentarse a Garrosh en el cercano Vallefresno. Los gilneanos cargaron contra la Horda y fueron muy eficaces contra los magnatauros, haciendo huir a la mayoría de los ejércitos orcos. Tras la batalla, Varian propuso una nueva cumbre donde aceptaría sin concesiones la entrada de Gilneas en la Alianza.
Cringris viajó posteriormente a Ventormenta donde ayuda militarmete a Varian y a su hijo Anduin como consejero mientras que Gwen Armstead, la alcaldesa de Retiro del Ocaso, los sustituye en Darnassus.


Fuente: WoWPedia



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