Reseña de World of Warcraft: El Pozo de la Eternidad, de Richard A. Knaak
World of Warcraft guarda maravillosas historias entre sus diferentes novelas Gracias a la colaboración con atardeceresbajounarbol.es os podemos traer la reseña completa de la novela "El Pozo de la Eternidad".
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Sinopsis
Han pasado muchos meses de la terrible y decisiva Batalla del Monte Hyjal, en la que la demoníaca Legión Ardiente fue expulsada de Azeroth para siempre. Pero ahora, a través de una misteriosa brecha de energía que se ha abierto en las montañas de Kalimdor, tres antiguos combatientes, Krasus, Rhonin y Broxigar, se ven arrastrados a una época muy anterior a que deambularan por el mundo los orcos, los humanos e incluso los elfos nobles. Una época en la que los Dragones Aspectos se hallaban en el punto álgido de su poder, cuando aún no eran conscientes de que uno de ellos pronto iniciaría una era de oscuridad que dominaría por entero el mundo de Warcraft.
En el primer capítulo de esta trilogía épica, el resultado de la histórica Guerra de los Ancestros se verá alterado para siempre por la llegada de tres héroes perdidos en el tiempo: Krasus, el mago dragón cuyo gran poder y cuyos recuerdos sobre este antiguo conflicto han menguado inexplicablemente; el mago humano llamado Rhonin, en cuya menta se libra un conflicto entre el amor por su familia y la tentación de un poder cada vez mayor; y Broxigar, un veterano orco curtido en mil batalladas que pretende morir de manera gloriosa en combate. Pero a menos que este inverosímil trió se alíe y pueda convencer al semidiós Cenarius y a los desconfiados elfos de la noche de que su reina los ha traicionado, el porta de la Legión ardiente que lleva a Azeroth volverá a abrirse. Y esta vez, las luchas del pasado sí que podrán marcar el futuro…
Reseña
Novela sobre el primer acontecimientos en Azeroth cambió el devenir del mundo.
Para aquellos que no sepan de este juego, o que no hayan leído otras novelas de Warcraft, se puede leer perfectamente como una aventura de fantasía épica, ya que es el inicio de una trilogía que va un poco por su cuenta, al ser una linea alternativa a la «real». Además, Richard Knaak narra y explica todo, desde quién es quién, hasta qué han hecho, por lo que aunque no se conozcan a los personajes, se podrá tener una idea perfecta de ellos y no serán meros nombres en la narración.
Bueno, pongo en situación. Ya he comentado, esta novela ocurre en un plano alternativo (no en el mismo que Warlords of Draenor). Como dice la sinopsis, pasados unos meses de la batalla del Monte Hyjal, donde Archimonde el Corruptor halló la muerte (es el fin de Warcraft III: Reign of Chaos), el dragón mago Korialstrasz (Krasus cuando usaba la forma de elfo de sangre) nota una perturbación en el tiempo. Rápidamente recurre a la ayuda de Rhonin, un mago humano casado con Vareesa Brasaveloz (hermana de Sylvanas), y parten en busca de esa anomalía que tiene preocupado al dragón.
Por otra parte, un anciano chamán orco siente que pasa algo grave debido a que los elementos intentan hablarle y una fuerza extraña tira de él. Cuando se lo cuenta al Jefe de Guerra, Thrall, este manda a uno de los mejores guerreros que ha habido entre los orcos, Broxigar. Brox, junto con otro orco, van a investigar a Sierra del Espolón donde el chamán ha dicho que deben mirar.
Es en ese lugar donde la historia de Brox, Krasus y Rhonin pasa a ser una al ser teletransportados al pasado, exactamente a 10000 años antes de que Archimonde muriese.
10000 años antes, cuando los elfos nocturnos estaban en su apogeo, cuando el druida Malfurion era solo un simple aprendiz del gran semidiós Cenarius, cuando Illidan aun no estaba consumido por la magia y Tyrande se debatía entre dos amores, cuando la hechicera reina Azshara y los Altonatos (la nobleza) sacaban el poder del Pozo de la Eternidad, un lago de magia causante del poder, la longevidad y la inteligencia de los elfos de la noche, antes de que ese lago provocase la separación de los continentes en su actual disposición.
De los tres, solo el dragón sabía cuáles son los acontecimientos que provocarían el colapso del Pozo de la Eternidad, pero no lo recuerda. Deberán los tres descubrir qué pasó y que pasará, evitar que la Legión Ardiente asole el mundo, pero siempre con una pregunta en la cabeza: ¿su presencia cambiará el presente y el futuro?
«La elfa le cogió de la mano y, estupefacta, examinó la herida. En dos dedos, tenia la carne quemada en algunas zonas, y un tercero estaba rojo e infectado.
—¿Qué le has hecho?- le preguntó a Illidan.
—Le he atacado con algo que he aprendido hace poco- fue todo lo que dijo.
[…].
—Madre Luna, escucha mis ruegos.
Ignorando la expresión de espanto de los guardias, cogió al orco de los dedos y se los besó uno a uno con delicadeza.»
Y hasta aquí voy a contar. Reconozco que soy un apasionado del argumento de Warcraft y World of Warcraft. Me parece el mejor mundo de fantasía creado, por lo complejo, lo extenso, lo diverso, lo original (Warcraft I es de 1994 y es bastante diferente a lo planteado por otros grandes de la literatura fantástica como Tolkien)… Pero en esta ocasión no es el argumento lo mejor de la novela, que también lo es, sino que su agilidad es lo que realmente hace a esta novela muy atractiva.
Tras unas 30 o 40 paginas de presentación, donde se explica de manera amena lo que he escrito arriba, empieza la vorágine de acción, que dura hasta las últimas páginas. Es una lucha contrarreloj contra el propio curso de los acontecimientos y la fuerza enemiga es muy poderosa.
La manera de escribir de Knaak me ha gustado bastante. Si bien es cierto que no se complica en absoluto y que es bastante sencilla, lo «compensa» de sobremanera con una narración ágil, carente de trabas como palabrejas, excesivas descripciones o situaciones absurdas que no aportan nada a la narración, amena, con una gran capacidad para atrapar al lector debida a su constante acción que hace que se quiera saber más (incluso cuando se sabe qué va a pasar, como es mi caso).
En cuanto a las descripciones, no abruma con ellas, permitiendo que sean los personajes y lo qué hacen lo que tenga el protagonismo y no el mundo.
Por otra parte, los personajes están perfectamente caracterizados; unos personajes bastante humanos, con preocupaciones, sentimientos, debilidades, y no que sean simples máquinas de matar.
Mi personaje favorito en esta narración, y el que a mi juicio es e más rico en matices, es Broxigar, aunque Malfurion también me encanta. Broxigar me parece un personaje distinto, con su condición de orco en un mundo donde él no es más que una bestia, y los cambios que experimenta. Krasus es también muy dinámico debido a que posee dos personalidades, una cuando es un humanoide y otra cuando es un dragón, y este suele ser el favorito de la gente. Por otra parte Azshara se me hizo bastante insoportable.
Las pegas que se puedo poner son bastante pocas. Una de ellas es el narrador, aunque esto es completamente mi opinión. Quizás sería aún mejor si en vez de ser el clásico narrador omnisciente hubiese utilizado el narrador en tercera persona encubierto en primera (es decir, sin conocer los pensamientos), narrando desde la memoria de uno de los personajes, por ejemplo Rhonin, y conociendo los pensamientos o no.
Otra «pega», aunque no se puede llamar así, es que la historia se conoce como acaba, por lo que se conoce el final, si bien los medios hasta llegar a él son desconocidos por la mera presencia de los tres héroes.
En definitiva, una excelente libro de fantasía épica que puede llegar a gustar tanto a los amantes de este juego como a los que buscan algo de fantasía ágil y ligera.
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