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En un ejercicio que une técnica profesional y pasión por Azeroth, el artista Devon Rush ha presentado su particular homenaje a uno de los parajes más icónicos y sombríos de World of Warcraft: el cementerio del Cerro del Cuervo en el Bosque del Ocaso. Y lo ha hecho con un enfoque claro: reinterpretar esta localización bajo el prisma del realismo, emulando el estilo visual de las cinemáticas oficiales de Blizzard.
El resultado es un paisaje que conserva la atmósfera melancólica y lúgubre que define al Bosque del Ocaso, pero la eleva a otro nivel de detalle. Cada lápida, cada árbol retorcido y cada banco de niebla parece haber sido esculpido con mimo, buscando no solo fidelidad con el entorno original, sino también dotarlo de una vida (o muerte) palpable. La iluminación juega un papel clave en la escena: la luz mortecina que se cuela entre las ramas crea una sensación de quietud inquietante, muy en línea con el tono que WoW imprime a esta zona desde sus primeros días.
“Quería acercarme lo más posible al estilo de las cinemáticas de Blizzard sin perder de vista lo que hace único al juego”, comenta Rush en su publicación. El equilibrio entre lo realista y lo fantástico es uno de los logros más notables del proyecto. En lugar de rediseñar el entorno desde cero, el artista optó por potenciar lo ya existente, acentuando texturas, sombras y profundidad para que el resultado no se sienta como una reimaginación, sino como una revelación: esto es lo que siempre estuvo ahí, pero ahora lo vemos con otros ojos.
Más allá del virtuosismo técnico, lo que hace especial a esta obra es la carga emocional que transmite. “Me encantó volver a trabajar en un proyecto personal que despierta tanta nostalgia”, añade Rush. Para quienes hayan recorrido el Bosque del Ocaso durante sus primeras aventuras, o incluso años después, la imagen actúa como un puente entre la memoria y el presente: un recordatorio de que Azeroth no solo vive en el juego, sino también en la mirada de sus fans.